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Las manos del pescador |
Las manos son la expresión física del conocimiento adquirido, del registro vital de arquitectos y cocineros, así como el reflejo de su personalidad: el movimiento, la morfología y la superficie de las anos registran el paso del tiempo, que se traslada a la producción arquitectónica y culinaria.
Pero, también, las manos permiten
al comensal la relación con el entorno de lo inmediatamente próximo -la escala
del utensilio o de lo accesible a través del contacto directo con los dedos- en
el espacio arquitectónico-culinario, aportando una relación íntima con la
comida:
«He aquí una pregunta que no
se ciñe tan sólo a la cocina. En la gastronomía de vanguardia de elBulli, que
buscaba implicar todos los sentidos incluido el del tacto, el uso de los dedos
ofrecía la posibilidad de experimentar con la textura de un modo sensual y
directo.»
Lo dicho en relación con los
dedos -con las manos- pertenece también al ámbito de la arquitectura y, así,
Pallasmaa habla del tacto de las manos en términos similares:
«La piel lee la textura, el
peso, la densidad y la temperatura de la materia. La superficie de un objeto
viejo, pulido hasta la perfección por la herramienta del artesano y las manos
diligentes de sus usuarios, seduce a la
caricia de la mano […] El sentido del tacto nos conecta con el tiempo y la
tradición.»