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Restaurant Spoerri abrió en
1968. El funcionamiento, los menús y los eventos que allí tenían lugar lo
posicionaban como un lugar de culto: exóticas preparaciones como las hormigas
al grill y los filetes de pitón o trompa de elefante marcaban la diferenciaba con
su competencia en Düsseldorf. Es célebre la fallida adquisición de un elefante
completo que el propietario de un circo que paraba por la localidad en aquellas
fechas, llegó a negociar con Spoerri y Schröter, el gerente. Había un trasfondo
comercial además de gastronómico: la llegada al restaurante de un camión con un
elefante de 850 kg llenaría páginas en los periódicos de Düsseldorf.
Además, se diseñó y degustó un
cóctel especial elaborado, según Yvonne Friedrichs, con sangre
de buey, kétchup, vodka y Campari.
En las fachadas, Daniel Spoerri incorporó
obras aportadas por artistas de su entorno, como las placas con palíndromos
de André Thomkins e, interiormente, promovió como Eat Art una serie de performances gastronómicas intensas –Dîner cannibale-. La correspondiente
a los artistas Claude y FranÇois-Xavier Lalanne pretendía que los
clientes habituales expandiesen los límites de sus experiencias gastronómicas entregándose
al canibalismo dejando atrás todo
escrúpulo precisamente en periodo previo a la «entrañable navidad». Así, emplearon
ingredientes conformados en moldes antropomórficos -según las distintas partes
de un cuerpo humano- que cada comensal podía elegir libremente como si éste
hubiera sido previamente troceado.