Los orígenes

Recolección de miel. Cueva de la Araña. Bicorp. 5000 a. de C. | Sol Eytinge. The very first oyster ever eaten. At first fright, then delight1900

Parece razonable pensar que Cobijo y Alimentación fueran las dos primeras necesidades básicas pendientes de satisfacer por parte de los antecesores del hombre en la cadena evolutiva, de lo que puede deducirse que la relación entre Arquitectura y Gastronomía -observada desde la perspectiva del sentido común- debió darse por iniciada ya en el mismo instante en que esas dos necesidades ligadas a la supervivencia comenzaron su andadura por la Tierra.

Desde entonces, su historia es la de la mutua influencia. Pensemos que, situado el primer homínido ante la vital necesidad de engullir sin ser engullido -en palabras de Juan Luis Arsuaga- debió resultar primordial el encontrar un lugar que ofreciese la protección suficiente mientras se entregaba al ritual -con toda seguridad, básico y simple- alimenticio. Y fue así como ese primer homínido pudo centrar su atención en alimentarse sin tener que repartir su atención entre la comida y los peligros que le acechaban.

El poder liquidar el factor distracción supuso una evolución determinante acerca de la cual, con otras palabras pertenecientes ya a tiempos en que ese primitivo ritual gastronómico ha adquirido una enorme complejidad, Sacha Hormaechea reflexiona en el sentido de que «la importancia de la arquitectura en relación con la gastronomía está en que, una vez liberado el hombre de la necesidad de protegerse del medio, éste puede concentrarse en la experiencia gastronómica».