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Con el American Bar, Adolf Loos aportó en 1907 a Viena un
nuevo concepto de ocio gastronómico, el local donde el cliente podía quedarse
tomando una copa, importado en la cultura vienesa junto a otros elementos de la
cultura anglosajona, que introduce provocativamente, como el revestimiento de
fachada de llamativos colores que irrumpía en la tranquilas calles de Viena con
rotundidad.
Contaba Loos que el arquitecto persigue unos efectos y,
posteriormente piensa en el espacio que necesita crear para alcanzarlos, que
viene dado por los materiales y por la forma. La utilización de los materiales
en American Bar son una puesta en escena del principio del revestimiento de
Loos: «La posibilidad de que el material revestido se confunda con el
revestimiento debe ser excluida en todos los casos. Para casos particulares,
esta frase tendría que decir: la madera puede pintarse con cualquier color,
menos con uno, el color madera». En la misma línea incluye, «la decoración de
las cocinas imitando sillares de piedra», o la ropa de punto, que «puede estar
teñida de cualquier color excepto de color carne».
El revestimiento debe comportarse con honestidad y, así, en American
Bar utiliza los materiales en crudo, sin ornamentación alguna que «suponga una
máscara grotesca que fuerza a mentir al material» con el cuidado del detalle
basado en el despliegue técnico y en el dominio del material.
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