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Las manos del arquitecto: Le Corbusier | Las manos del cocinero: Quique Dacosta |
Arquitectos y cocineros interactúan con el mundo, en el
sentido de dar forma material a los pensamientos, a través de las manos. Son elemento vehicular esencial en el proceso creativo, como parte del hecho
arquitectónico-culinario, en la medida en trasladan los meandros del
pensamiento a la materia y los objetos. Sin las manos, la relación enérgica entre
los pensamientos y su concreción en evoluciones creativas se debilita: las
manos conectan directamente con el pensamiento, que se traslada, de esta forma,
a la materia sin intermediarios. Pero también, en canal inverso, trasladan al
pensamiento las respuestas del objeto.
En relación al legendario diseñador y maestro artesano
finlandés Tapio Wirkkala, Pallasmaa habla de «su control perfecto de la mano se
expresaba de igual manera al cortar finas y uniformes rebanadas de pan de
centeno o filetear un pescado que al tallar una escultura, realizar el
prototipo de un objeto o dibujar con las dos manos un círculo perfecto en la
pizarra».
Este control perfecto de las manos cierra el pensamiento
cuando confirma los resultados previstos, y lo abre hacia nuevas opciones
cuando, funcionando de forma independiente con respecto al mismo, produce
errores. En este sentido, la habilidad o la falta de ella resulta determinante
cuando se asume desde una posición crítica porque las creaciones del arquitecto y el
cocinero necesitan de los errores en su propia evolución.