Federico Soriano. Centro de Congresos. Yereban. 2009 |
En arquitectura y cocina las maquetas
representan una forma de comunicación de ideas y conceptos: la materialización
de estados embrionarios como puntos de partida de los procesos creativos. Pero
son también un mecanismo para evolucionarlos en el campo del ensayo. Así, Pallasmaa hace referencia a la
maqueta en el sentido de que «habla a la mano y al cuerpo de un modo tan
potente como al ojo, y su propio proceso de construcción simula el proceso de
construcción real»
La maqueta arquitectónica representa
una simulación a escala reducida de algunas de las condiciones reales de la
construcción u objeto de tamaño superior al que éstas pertenecen, y permite
anticipar por intuición o constatación, bajo situaciones concretas del proceso
evolutivo del proyecto arquitectónico, parte del resultado final. Aunque su
alcance es limitado -en términos de edificio las simulaciones hacen referencia
a cuestiones parciales-, conectadas entre sí permiten intuir un resultado
global como objeto complejo terminado.
El usuario del edificio experimenta
el resultado final de un proceso en el que las simulaciones previas se han
validado bajo una configuración concreta y cerrada y en las que el margen para la
propia evolución posterior es limitado; en comensal, contrariamente,
experimenta un resultado abierto, modificable en el mismo momento de la
degustación, cuando la variaciones en las condiciones de temperatura o humedad
de la comida producen nuevos resultados finales.
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